Quiero morir en primavera
Con los cerezos en flor
Bajo la luna llena.
Saigyo
(english)
El haiku es esencia de lo poético, poesía pura desmaterializada. Saigyo (1118-1190), poeta preferido de Basho, representa su precedente remoto. Pertenece a la denominada ‘literatura del apartamiento’ (Rubio), tendencia caracterizada por poetas-monje que optaban por la soledad, el aislamiento social, y por la búsqueda en itinerancia de la belleza del paisaje.
El haiku echa mano de los recursos retóricos de la poesía japonesa clásica en donde la sugerencia es esencial al poema. Se potencia por sutiles o manifiestas alusiones a antiguos poemas presentes en el imaginario colectivo, imágenes que son traídas no como vulgar aprovechamiento de lo ajeno sino como reclamo de un patrimonio cultural compartido: ‘No sigo a los hombres de antaño, busco lo que ellos buscaron’, decía Basho, el primero en haikus, (con el mismo espíritu de los copistas de Wang Wei) en una visión positiva de lo que en Occidente censuraríamos de plagio.
Poetas y poemas. Partiendo de Basho y en sentido cronológico inverso, Shiki Masaoka (1867-1902), inventó y acuñó el término de haiku y fue su gran renovador en la época moderna. Bajo influencia occidental, ya en la época Meiji, defiende que lo tradicional, para que perdure, ha de integrarse en lo renovador.
Relámpago
De entre los árboles
vislumbré el agua
Shiki
Issa Kobayashi (1762-1826), poeta de carácter rebelde cuya poesía, muy natural y espontánea, destila ternura y humanismo especialmente hacia los pequeños animales, un poco a lo San Francisco de Asís.
El caracolillo sube lento, muy lento el monte Fuji Issa |
El gorrión entra y sale de la prisión Issa |
Taniguchi Buson (1716-1783), más conocido como Yosa Buson, constituye con Basho los denominados dos pilares del haiku. Hombre polifacético, poeta y pintor, su búsqueda fue más estética que espiritual, pero su gran sensibilidad derivaba en estados de borrachera sensorial con una poesía de gran poder evocador.
Duerme sobre la campana de oscurecido bronce ¡Mariposa! Buson |
Es más puro el sonido cuando se aleja de la campana Buson |
Matsuo Basho (1644-1694) fue el iniciador de un haiku que ponía freno a la creciente artificiosidad infraliteraria del haikai. El haiku de Basho se iba a reconciliar con la altura y dignidad de la poesía clásica japonesa. Por su tensa brevedad, laconismo y austeridad, Basho ve en el haiku un recurso adecuado de expresión del Zen, un aquí y ahora cristalizado en donde nada sobra y todo se sugiere a través de la imagen hecha metáfora: luz de flash para el entendimiento.
Para Basho, el haiku es el súbito resplandor del rayo, iluminación en todos sus sentidos, satori, visión intuitiva, evidencia que emerge de un instante eterno, no pensamiento sino sensación pura sublimada. Siguiendo la senda de Saigyo, escogió una vida de pobreza y peregrinaje, la vida como alegoría de viaje.
Sobre el lago, la calma En la orilla, una rana que salta. ¡Choff! Basho |
Mota de polvo en crisantemo blanco El ojo no vé Basho |
El haiku, nacido en Japón, ha sido cultivado en Oriente y en Occidente. Su aparente simplicidad ha hecho de él un género amenazado por la frivolidad y a menudo tildado de menor. Se han escrito haikus en todas las lenguas, la mayoría de calidad ínfima, incluso entre los grandes maestros (lo demostró el propio Shiki) pero lo salvan auténticas joyas que lo devuelven a las más altas cumbres de la literatura universal.
Si escribir un buen haiku no es fácil, tampoco leerlo. A pesar de su brevedad requiere tiempo, sensibilidad y una actitud decididamente participativa, incluso para el conocedor de la lengua japonesa. El lector occidental debe ser consciente de la merma con que le llega el poema, incluso en las mejores traducciones.
Para el lector de Occidente, excluida ya la expresión caligráfica y pictográfica (poesía imagista, Ezra Pound, Fenollosa) y, frente a una sugerente ambigüedad y un imaginario colectivo habitualmente no compartido, el poema breve del lejano Oriente invita a ser abordado desde una perspectiva indagatoria, inspiradora en sí misma, abierta a la deconstrucción del poema, a su reconstrucción, con palabras nuevas, incluso sin ellas.
José A. Giménez Mas
URBAN GALLERY (.pdf): http://www.urbangallery.es/enlaces/oriente6.pdf
Hola José Antonio,
tras la recomendación de Paco en su magnífico blog «Siguiendo a Letamendi» y como tengo en alta estima todo lo que recomienda y comparte, me he permitido la licencia de seguir el tuyo. Puedo comprobar que explicas cosas que me son desconocidas a la vez que muy interesantes.
Un saludo
Gracias, Francisco Javier, espero ser capaz de transmitir un poco de la pasión que siento por Oriente. Sigo con curiosidad tu blog, una mina de cosas interesantes. Un abrazo.