El movimiento es cíclico
La pintura refleja la Ley suprema que rige el cambio incesante.
Belleza esencial del paisaje
y movimiento por influjo del yin y del yang.
Tinta y pincel captan el Universo.
Shitao
(english)
I Ching fue, en su origen, un libro sin palabras. Trazos continuos y trazos discontinuos, yang y yin, en una sucesión combinatoria generadora de signos abstractos cuyo sentido reinterpretaría el Tao Te Ching: El uno (trazo único, iniciático, principio del orden, final del caos original) genera el dos (dos trazos, continuo y discontinuo), el dos genera el tres (trigrama –secuencia de tres trazos-, en ocho posibilidades combinatorias), el tres genera todas las cosas: Ocho trigramas combinados entre sí generan sesenta y cuatro hexagramas cuya gradual y cambiante estructura y desestructura es evocadora de la infinitud caleidoscópica.
Libro de los Cambios o de las Mutaciones. Para el I Ching, el mundo entero está incluido en las posibilidades combinatorias de la alternancia de los opuestos, de ahí su atribución oracular. Poco se sabe de su origen. Se apunta a viejas y poco conocidas tradiciones animistas para las que ya el mundo se estructuraba en fuerzas polares, cielo y tierra, día y noche, yang y yin. Atribuido al legendario primer emperador Fu-Xi (2953-2838), también inventor de los trigramas, el libro fue creciendo por aluvión de aportaciones anónimas de pensadores y escuelas arcaicas.
Durante la dinastía de los Zhou, el rey Wen construyó hexagramas a partir de trigramas y el Duque de Zhou, introdujo atribuciones de mutabilidad para cada trazo. Finalmente todo este conjunto sería compilado y completado por Confucio (VI aC) y sus discípulos y continuadores para constituir una de sus obras canónicas.
Mucho de lo que acabaría por definir al pensamiento chino es atribuible a este críptico tratado, de origen legendario, que el lento transcurrir de los siglos fue configurando como obra viva, inacabada, siempre receptiva, siempre dadora. Más que oracular, se trata de un compendio de sabiduría cuyo lenguaje está más cerca de lo onírico que de lo filosófico, que drena a quien lo escucha, tendiendo puentes entre el mundo de la intuición y el mundo de la razón. Su interpretación requiere una mirada interior y, como en los sueños, depende en gran medida del contexto. Carl Gustav Jung, amigo y prologuista del sinólogo Richard Wilhelm, reconoció en la tradición de Oriente su mundo de arquetipos del inconsciente colectivo, presente ya desde miles de años antes. Lenguaje compartido de símbolos que la pintura perpetuará: montaña, agua, bambú, orquídea, ciruelo, crisantemo, lirio, peonia…
Un azar ordenado, no aleatorio porque responde a una estudiada cadencia cíclica inspirada en la naturaleza, es la fuente de conocimiento. I Ching contiene ya las dos fuentes más importantes del pensamiento tradicional chino, la teoría del Yin y del Yang y la de los Cinco Elementos. La primera, manifestada en la alternancia de trazos, pone en evidencia el carácter polar y de retroalimentación de los opuestos (en la noche está el germen del día y viceversa). No son fuerzas duales opuestas, son polares en continua interacción cíclica: lo creativo y lo receptivo, la luz y la sombra, el pincel y la tinta, lo masculino y lo femenino. Yin y yang contienen en sí, cada uno, el germen del polo opuesto que nutre la transformación.
La segunda teoría, Cinco Elementos, responde a una interpretación alquímica de la naturaleza en la que sus componentes primordiales, agua, madera, fuego, tierra y metal, se rigen por leyes sujetas a ciclos de dominancia y contra-dominancia, de las que se extrapolan, por coincidencia o sincronicidad, leyes universales aplicables para todos los fenómenos relacionados con la naturaleza.
Por cuanto que el hombre, en sí mismo, es naturaleza, cualquier circunstancia de orden personal, sea acontecimiento cotidiano o histórico, se rige por los mismos principios. En su uso oracular, la pregunta que nos inquieta habrá de esperar respuesta en las repetidas secuencias de reparto aleatorio de tallos de aquilea (achillea millefolium), respuesta, que ordenada en un hexagrama con simbología de imágenes y textos asociados, se posiciona en un movimiento cíclico con un presente, un antes y un posible después.
I Ching, sin embargo, no es determinista. Del hexagrama primario, el que representaría el momento presente, deriva, por el carácter mutante o no mutante de cada trazo, un hexagrama secundario no sujeto a las leyes cíclicas e indicativo de una tendencia evolutiva inherente a cada persona. Ambos hexagramas dan la palabra a un ‘oráculo’, más de carácter asesor y de percepción de oportunidades que de predicción adivinatoria: ‘si se pisa el rocío, el hielo no está lejos’ (Confucio).
La evocación y el lenguaje de los símbolos inducen la búsqueda interior: la respuesta está en uno mismo.
Del conocimiento, el desafío de decidir y actuar según la responsabilidad del hombre justo. De la decisión, la oportunidad de dirigir libremente tu propio destino.
José A.Giménez Mas
(del I Ching seguiremos hablando…)
URBAN GALLERY (.pdf): http://www.urbangallery.es/enlaces/oriente7.pdf
Me apasiona muchas detalles de China y me atraen ls filosofías de Confucio, el Tao Te Ching, la teoria del Ying y Yang… cuanto me atrae China!
Pues todo esto lo podemos compartir, enriqueciendonos mutuamente y al mismo tiempo a quienes nos lean. Seguro que tienes mucho que aportar. Gracias.
Este libro no es fácil. Requiere, a mi juicio, mucha dedicación, necesaria para interiorizarse en el lenguaje, en el sistema de pensamiento y en la simbología que le es peculiar. Me parece que se requiere de una sabiduría no habitual, menos en occidente, para interpretarlo y, sobre todo, para aplicarlo casuísticamente. Confieso que, aunque me fascina en términos generales, he sido incapaz de hincarle el diente en profundidad. A lo mejor este artículo tuyo me sirve de incentivo. Aunque es tan larga la hilera de libros que aguardan a que los lea. Ha sido un gusto, José Antonio. Cada vez que visito tu blog, me llevo algo valioso. Felicidades
Lino
Gracias, Lino, sigo trabajando en el I Ching; no creo que pase mucho tiempo sin que le dedique alguna entrada más. Me llenan de orgullo tus palabras, más viniendo de ti cuyos escritos y poemas sigo de cerca y tanto me aportan. Un cordial saludo.
Confieso que el libro llegó a mi más que yo a el,por circustancias inusuales que quizá aborde en otro momento..he ido y venido con su lectura y de una forma u otra el se ha dejado ver y no ver por epocas..ha manejado mi intuición más que mi cerebro,pero su aporte para que siga profundizando en mi saber,ha sido definitivo. En los ultimos años me ronda la idea de trabajar de su.mano para sumergirme mas profundamente en mi pintura..pero no comprendo aún como podria hacerlo realiad.y escribo hoy porque en mucho tiempo no habia encontrado a nadie que hablara de el con sabiduria y respeto. He estado en solitario ya muchos años..pues esa es la cuota que te pide la pintura y que hoy me atrevo a comparar con el ichin en terminos de complejidad,de profundidad,de belleza, de..
Hola Gabriela. Me identifico con esa frase tuya referente al I Ching de «ha manejado mi intuición más que mi cerebro». Efectivamente, la sabiduría del I Ching radica precisamente en ese acercamiento al inconsciente de cada uno, el conocimiento que aporta es esa mirada al interior, el platónico autoconocimiento, autodescubrirse.
Me alegra mucho saber tu inclinación por llevar el I Ching a tu expresión artística porque es algo que compartimos. No sé si has visto otras entradas de este blog en las que he compartido esta exploración que ha día de hoy no ha cesado pues la idea sigue rondando mi cabeza, nuevas ideas, otros abordajes. Te dejo los enlaces de lo que he publicado hasta ahora:
– https://cuadernodeoriente.wordpress.com/64-vistas-del-i-ching/
– https://cuadernodeoriente.wordpress.com/rincon-del-artista/
No dejes, por favor, de compartir tus hallazgos. Y gracias por tu comentario.
Un cordial saludo